El tormentoso despertar - Parte 2

Los leñadores solían contar muchas historias sobre los chicos que se perdían en el bosque, yo no entendía como alguien podría llegar a perderse, hasta este momento. He corrido tanto y tan rápido que creo que ya estaré cerca de los ejércitos en batalla, el cansancio me vence y caigo boca abajo al suelo, la extraña marca alojada en mi pecho sigue brillando y trato de cubrirme con una descomunal hoja verdosa, la tormenta no da tregua y varias corrientes de agua comienzan a formarse cerca de mí, escucho el sonido del agua a mi alrededor y de la nada una brillante linterna se anuncia junto con una fuerte voz -¨Chico, agarra mi mano, tú puedes, rápido¨- lo último que recuerdo que aquella noche fue este sujeto cubierto con una lona de tela que me acogía entre su abrigo.

La mañana siguiente me encuentro en una cabaña, por su construcción noto que está ubicada entre las ramas de algún gran arbol, a mi lado está mi salvador sentado y leyendo un pergamino, es un anciano con ropajes elegantes y manufactura diga de una gran ciudad -¨Carrow es mi nombre¨- dijo al ver que me levante de ese profundo sueño -¨A partir de hoy, entrenaras conmigo y tu vida cambiara drásticamente, buen día chico¨- concluyó mientras servía un par de platos con algún tipo de mezcla de frutos y verduras.

Este extraño ermitaño me guio hasta mi hogar exigiéndome que debería hacerle visitas periódicas para mi entrenamiento, algo relacionado con el poder y el control sobre la magia. Mi recibimiento no fue el mejor, las miradas de desconfianza y temor me perseguían por donde iba durante la siguiente semana, una semana devastadora para mi familia, el consuelo no nos alcanzaba por la muerte de nuestro padre, intente retomar mis labores diarias pero mi mente permanecía en aquella cabaña.

Las visitas a la cabaña de Carrow cada vez fueron más cercanas, Sentía la necesidad de saldar una deuda de vida con él, le servía como ayudante y en general como una especie de mayordomo de su humilde hogar y aunque el tiempo era corto, alcanzaba para leer páginas que me recomendaba y atender fielmente sus lecciones. Las noticias de la guerra nos llegaban una vez al mes y eran narradas por un locuaz elfo cuya labor era informar estos remotos bosques. El último mes que vi a mis hermanos las noticias llegaron con la citación a mi mentor, para prestar servicios militares en Fuerte Zombi, como decisión familiar debí acompañarlo para terminar de saldar mi deuda.

En la guerra todo es oscuro, las batallas son desgarradoras y afectan tu mente, solo los más fuertes sobreviven y los más afortunados conservan su cordura, quizás Carrow demostró mucha fortaleza, pero su cordura comenzó a escapar con cada batalla, yo sentí que fui hecho para la guerra, me desenvolvía con facilidad y podia afrontar situaciones que doblegaban guerreros aún más curtidos en batalla, en diversas ocasiones extendí mi mano para ayudar a incorporarse a mi maestro, caído y sin moral, juntos logramos sobrepasar momentos de sangre y lodo, nuestro lazo de amistad cambio de maestro a estudiante a un profundo respeto y camaradería, propias de los hermanos. Nuestra presencia en la última guerra fue breve, pero marco un hito en mi vida, un momento de aprendizaje constante y sobre todo para entender el valor de la vida y de la No-vida. Nuestro regreso al pueblo tuvo un sabor casi triunfante, con los restos de las batallas expresados en vendas y cicatrices dando evidencia de nuestra valía y honor, nos fuimos como maestro y aprendiz y volvimos como hermanos de sangre, volvimos como guerreros, defensores de nuestra nación.

Los siguientes meses de mi vida fueron de descanso y union familiar, haciendo de leñador y aportando lo que más podia a esta pequeña sociedad, enseñando a mis hermanos y apoyando a mi madre y durante las noches me sente solo frente al fuego a contemplar el brillo de la marca en mi pecho, una de estas noches, un hombre de mediana estatura se sentó a mi lado y ofreció un poco de pipa mientras decía con una voz carrasposa -¨En el fuego encontramos la metamorfosis que nos lleva a la grandeza¨- ganando mi atención y dándome cuenta que la luz del fuego iluminada la mitad de un rostro sabio, y un medallón colgado en su pecho, un medallón con el símbolo de la casa Orien.